sábado, junio 7, 2025

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Distintas pieles, un mismo rostro: las claves del cambio

En la farmacia, el rol del farmacéutico como profesional de la salud es fundamental para acompañar a las personas en el cuidado de su piel. A menudo, los mismos productos se utilizan todo el año sin tener en cuenta que la piel cambia: se ve afectada por el clima, la edad, los cambios hormonales y el entorno. Detectar estas variaciones y ofrecer una rutina adaptada no solo mejora la eficacia de los productos, sino que también previene alteraciones cutáneas comunes. Con ese asesoramiento, la farmacia se posiciona como un espacio de referencia en salud y bienestar.

El farmacéutico, como referente en salud, adapta el cuidado de la piel a cada etapa y condición. Con su asesoramiento, la farmacia se consolida como un espacio clave de bienestar.
¿Por qué es importante modificar la rutina de cuidado?

Un producto que funciona en una etapa puede dejar de ser efectivo meses después. Las necesidades de la piel pueden no ser fijas, pueden no ser las mismas. Estos son algunos factores clave a tener en cuenta al momento de hacer recomendaciones personalizadas:

  • Clima y estaciones: En verano, el calor y la humedad aumentan la producción de sebo. En invierno, el frío y el aire seco pueden causar sequedad, sensibilidad o descamación.
  • Cambios hormonales: Factores como el embarazo, el ciclo menstrual o el estrés influyen en la sensibilidad y oleosidad de la piel.
  • Edad: Con el paso del tiempo, disminuyen la firmeza, el colágeno y la elasticidad, lo que exige fórmulas más nutritivas y específicas.
  • Exposición ambiental: Vivir en zonas urbanas o pasar muchas horas al aire libre requiere una protección reforzada y una limpieza más profunda.

No adaptar la rutina a estos cambios puede derivar en brotes, deshidratación, irritación o pérdida de luminosidad.

La piel cambia con el clima, la edad y las hormonas, por eso necesita una rutina flexible y adaptada. Personalizar el cuidado es esencial para prevenir desequilibrios y preservar su bienestar.

¿Cuándo sugerir un cambio?

Existen momentos clave en los que el farmacéutico puede intervenir de manera efectiva con recomendaciones personalizadas:

  • Cambio de estación: Es la ocasión ideal para revisar los productos. Primavera y verano requieren texturas más ligeras; otoño e invierno, fórmulas más hidratantes y nutritivas.
  • Cambios visibles en la piel: Aparición de mayor grasitud, sequedad o sensibilidad indican que la rutina necesita ajustes.
  • Nuevos ingredientes activos: La incorporación de exfoliantes o ácidos exige revisar el resto de la rutina para evitar reacciones adversas.
  • Cambios hormonales o de estilo de vida: El embarazo, el estrés o una nueva alimentación también modifican el comportamiento de la piel.

Guía práctica de productos según la temporada

El consejo farmacéutico puede incluir sugerencias concretas en función del clima:

  • Limpieza
    • Verano: Limpiadores que regulen el sebo sin resecar.
    • Invierno: Texturas cremosas que limpien suavemente sin dañar la barrera cutánea.
Limpieza.
  • Hidratación
    • Verano: Fórmulas livianas, ideales para ambientes cálidos y húmedos.
    • Invierno: Texturas más densas y emolientes para proteger la piel del frío.
Hidratación.
  • Protección solar
    • Todo el año: El protector solar debe usarse todos los días. En verano, conviene optar por fórmulas resistentes al agua y livianas.
Protección solar.
  • Exfoliación y activos
    • Verano: Exfoliantes suaves que limpien sin irritar.
    • Invierno: Reducir exfoliaciones intensas, ya que la piel suele estar más sensible.
Exfoliación suave,

Cómo ajustar la rutina de cuidado de manera segura

El cambio debe ser paulatino. Algunas pautas que pueden ofrecerse desde la farmacia:

  1. Incorporar un solo producto nuevo a la vez y observar los efectos durante al menos dos semanas.
  2. Probarlo primero en una zona pequeña (como el cuello) para descartar reacciones adversas.
  3. Consultar con un dermatólogo en caso de dudas sobre ingredientes o sensibilidad cutánea.

Adaptar es cuidar

Una piel saludable es aquella que recibe lo que necesita en cada momento. Acompañar a las clientas a reconocer los cambios en su piel y ajustar su rutina en consecuencia es una forma concreta y valiosa de promover la salud desde la farmacia. Estar presente en esos momentos refuerza el vínculo con cada persona y garantiza un acompañamiento integral a lo largo del año.

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