Cada 24 de octubre, día mundial contra la poliomielitis, recuerda la necesidad de una vacunación intensiva a nivel mundial, ya que en los últimos años, dicha vacunación contra esta enfermedad disminuyó en diferentes países y ha comenzado a reaparecer. En el Paraguay, el último caso reportado fue en el año 1985. La polio, resulta una terrible enfermedad que afecta principalmente al sistema nervioso y que puede causar parálisis o atrofia muscular cuando no la muerte. Hasta mediados del siglo XX, la poliomielitis a golpeado súbitamente a millones de niños, muchos de ellos condenados a la parálisis para toda la vida. Este virus, resultó el terror del mundo hasta que dos grandes científicos lograron dos vacunas totalmente efectivas y seguras.
Paul Alexander: 70 años en un pulmotor 24 horas diarias de por vida
El año en que diagnosticaron a Paul, 1951, fue uno de los peores en cuanto a la cantidad de casos en los EE.UU., ya que se reportaron casi 58.000 pacientes y 3100 muertes, dejando a más de 21.000 niños paralizados en diferentes partes de su cuerpo parcial o totalmente.
Uno de los pocos sobrevivientes en el mundo con poliomielitis que vive desde 1951 las 24 horas del día dentro de un pulmón de acero, es Paul Alexander. Él tenía seis años cuando enfermó de polio. Al cabo de cinco días “lo había perdido todo“, como él mismo dice, pues ya no se podía mover, andar y ni siquiera respirar, ya que su diafragma dejó de funcionar. Con el tiempo aprendió a forzar la respiración con los músculos del tórax pero esto es agotador y apenas podía hacerlo durante un rato.
Paul Alexander, dice que a pesar de todo siente que ha llevado una vida plena –estudió abogacía y montó su propio bufete– pero deberíamos tener presente su historia cada vez que alguien ponga en duda la eficacia de las vacunas.
¿Qué es un pulmotor?
Paul Alexander, es el terrible ejemplo de las tantas consecuencias físicas de la poliomielitis, basta con cerrar los ojos y pensar por un minuto, cómo sería vivir para siempre, dentro de un pulmotor para poder respirar. Pues así fue la vida y sufrimiento de miles de niños a los cuales este devastador virus los condenó.
Un pulmotor o pulmón artificial, es una gran máquina que permite a una persona respirar cuando ésta perdió el control de sus músculos o el trabajo de respiración, excede la habilidad de la persona. Esta máquina disminuye la presión alrededor de su cuerpo para que los pulmones puedan llenarse de aire.
Las vacunas contra la polio
Paul no tuvo elección respecto a vacunarse, y las personas, no debieran dudar en la efectividad de las vacunas, estas sí funcionan y no sólo salvan vidas, sino el futuro de las mismas.
La primera vacuna contra la poliomielitis era inyectable, fue desarrollada por el Dr. Jonas Salk en base a poliovirus inactivados y fue anunciada en el año 1952.
La segunda vacuna resultó oral, y fue creada 10 años después, en 1962, por Albert Sabin quien utilizó poliovirus atenuados.
Cabe mencionar como un acto supremo de desprendimiento y amor por la humanidad, que tanto Salks como Sabin, se negaron a patentar sus vacunas, por lo que se volvió accesible en cualquier parte del planeta. La famosa Revista estadounidense “Forbes”, estima hoy, que ellos dejaron de ganar 35 mil millones de dólares al no patentar sus vacunas.
Y a pesar que Salk y Sabin tenían cierta rivalidad profesional, a los dos los unía la religión, pues ambos eran judíos practicantes. Inclusive, Sabin se escapó de Polonia por las políticas antisemitas; y al llegar a EE.UU. Se cambio el nombre que originalmente era Abraham Saperstein.
La polio estaba erradicada en casi todo el mundo, pero reapareció
La historia de la poliomielitis parecía una de éxito de la ciencia. Solo dos países no habían logrado erradicar el poliovirus salvaje. En 2022, ha habido reveses inquietantes.
Gracias al uso de ambas vacunas, se ha logrado la erradicación de la poliomielitis en un 99% en la mayor parte del mundo. De 350,000 casos de parálisis en 1988 a unos 240 en lo que va del 2022. Según la OMS, anualmente se han evitado más de 16 millones de niños con parálisis.